lunes, 27 de diciembre de 2010

Fin de año con manos abiertas.



Los años pasan y de seguro nos dejan algo...no importa qué?
Lo bueno y lo malo son los que nos hacen lo que somos, son huellas de nosotros mismos sin miramientos, sin razones válidas tal vez, pero tan nuestras que nos hacen ser lo que hace de nosotros este año.
El miedo al tiempo es solo miedo a las señales que el tiempo nos deja en el cuerpo pero, sobre todo en el interior. Este pedacito tan nuestro que muchas veces no sabemos cuándo ni cómo se metió tan dentro y al cual le tememos como sí fuera una parte más de esto tan grande que somos.
No digo Feliz año nuevo, solo digo ¡Feliz vida!

martes, 28 de septiembre de 2010

Razonar...¿para qué?

Eso que invade todo el cuerpo, el alma, el cerebro, las manos que nos arropa de esa forma que dejamos de ser lo que fuimos. Sentir esa invasion es como parte del ser; nunca sabemos cómo ni por cuál razón estamos, somos, existimos.
Tal vez sea el dolor primigenio el cual tapamos con ilusiones, con alegrías, con cantos acultos pero que los demás escuchan.
Cuando no esta el tintineo de la vida alejándonos de la realidad. No existe una razón sustentable para cambiar de un instante a otro, es tan liviano el viaje de una ilusión a una desolación. Creemos que todo es posible y lo logramos y, cuando esto es ya un hecho es cuando nos quedamos vacíos, ese vacío que creíamos llenar con falsas espéctativas sin querer mirar cuán falsas son.
La soledad es solo lo que queda de tantas fugasidades. Creemos que nos van a dar lo que no es posible dar.
No impongo mi visión para la vida de los que no saben mirar de la forma en que yo miro; esta es superior tanto en el blanco como en el nogro. Estamos tan ciegos cuando solo vemos lo que queremos ver aunque este con más luz que los ventanales de las grandes tiendas.
Creemos que hay, cuando solo hay escasez. La desilución es el resultado de esperar demasiado, en el momento en que creemos que estamos a punto de lograr lo que sabemos que no es alcanzable; la tirana vida nos llena para reírse de nuestros altísimos viajes Solo es que no queríamos verlos para llenar lo que ya estaba seco, aunque nos engañábamos con creencias suficientemente copadas de nuestra propias cobardías.

martes, 20 de abril de 2010





Las delicias de la vida.

Las espectativas que todos tenemos en la vida suelen ser tan obvias que no las sabemos diferenciar de los sueños.

¿Cúal es la diferencia entre ellas?

Comencemos por saber mirar, la primera es más, podríamos decir sabrosa. Nos sentimos tan llenos que creemos que estamos totalmente satisfechos, que ya mitigamos la sed de vida. Este sabor es tan nutriente como una comida completa: con su arroz, sus vegetales y su complemento.

Los sueños en cambio nunca nos dejan ese sabor de cariño, amor, energía que nos calma hasta quedar saciados. Estos, los sueños no podemos podemos saborearlos, degustarlos hasta estar llenos y cansados como cuando el placer se nos escapa por los poros.

Todos los sueños, al cumplirse ya dejan de ser sueños, ya son realidad.

Pero una cosa lleva a la otra. Cuando estamos a la espectativa de cumplir un sueño nos estamos regodeando del sabor que creemos que nos va a dar éste.

Cuando tengamos las espectativas de un sueño debemos acariciar, besar, disfrutar de ésta con mayor placer que el que nos va dar el sueño cumplido. Así es que para saber y poder vivir con más deleite palpemos más la satisfacción de las espectativas que del sueño en sí mismo.

sábado, 6 de febrero de 2010

Hola mi querido y olvidado blog, tengo unas ganas locas de escribir.
Mi único camino a seguir lo voy cumpliendo hasta alcanzar mis sueños, estos estan tan claros que creo se ven a travéz de mis ojos.